Pablo Jara caminaba por la calle como todo mortal lo hace, aunque con la diferencia que iba sin rumbo conocido, ni por él, ni por nadie, caminaba pareciendo ir a algún lado, a algún sitio, buscando quizás algo que no sabia que encontraría, o quizás, no buscaba nada, para así encontrar exactamente lo que quería, ninguna persona lo miraba, era un mortal más caminando por aquellas aceras, a veces avanzaba mas rápido, como que fuere retrasado para llegar a aquel lugar desconocido, cuando se notaba cansado paraba su trote y volvía a caminar, era extraño para él hacer eso (incluso para cualquier humano común lo es), ya que para la sociedad, y su familia Pablo era sólo un joven mas, introvertido un poco quizás, pero nada mas, un joven, que no tenía nada que esconder (presuntuosamente), alguien abstraído, algo así como el “típico” joven que nunca mete bullicio, no era un joven mujeriego, mas bien incluso su familia no conocía ninguna historia amorosa sobre él, sus amigos quizás sabían un poco más pero, a pesar de eso no se sabía mucho. Continuaba su camino de forma esperanzadora, incluso al aumentar la velocidad sus facciones comenzaban a cambiar, como si le hubiese sucedido algo malo, una muerte quizás, solo con esa cara en su rostro lograba llamar la atención de algunos transeúntes que como muchos curiosos solo miraban y no preguntaban si sucedía algo, solo se abstraían a mirar, sin siquiera observar, solo mirar, esto acababa en el momento en que Pablo bajaba la velocidad, en un momento Pablo se puso a correr, doblando en esquinas que no llevaban a ningún sitio, incluso muchas veces se vio contra un muro en una calle sin salida, pero a pesar de esto, frenaba para dar la vuelta y continuaba corriendo, con velocidad casi constante aumentaba a veces luego disminuía pero siempre corriendo, hasta que de pronto paró, a la orilla del un risco del mar, comenzó a contemplar tal desnatural belleza y comenzó, de la nada a llorar, cualquier persona quizás vio eso, habrán pensado que era por algún amor, o por la muerte de un ser querido, e incluso quizás los mas optimistas creería que podía ser por dicha que lloraba, pero nada Pablo permaneció allí durante un largo rato, quizás 2 horas sin moverse, yo no entendía que le pasaba, hasta que de pronto se puso a correr, subió a la acera del centro de la ciudad gritando cosas a la gente que por allí avanzaba, les gritaba de manera crítica como diciéndoles los males que de seguro tenía, aquellos males generales, que todos tienen, pero que esconden, siguió haciendo esto, sin vergüenza alguna, gritaba de gran manera fuerte, tan fuerte que nadie lo encaraba, hizo esto por alrededor de una hora cronológica, hasta que se dio a vuelta, corrió hacia un pueblo cercano, comenzó a entrar a tiendas, a actuar en ellas, se hacía pasar por gente que nadie conocía, por un arquitecto quizás, en otras por un panadero, o un científico exitoso, la gente le creía, era su mejor actuación vista alguna vez, a cada tienda que iba hacía alguna petición, como 100 kilos de pan en panaderías, encargaba trajes a la medida en tiendas de ropa, luego de esto, volvió ya, mas pasivo caminando, fue hasta la orilla del mar, nuevamente miró la belleza de un atardecer como nunca había visto, a su lado pasaba gente que miraba aquel atardecer sin notarlo, Pablo esta vez no lloraba sino que reía, pero con una risa solo para él, murmuró “gracias”. Inmediatamente después de esto Juan se fue a su casa, tomando un bus, llegó como todos los días, como si nada sucediera, sin pronunciar nada sobre donde estuvo o cosas alguna, llegó a su casa.
Pasaron 2 días y Pablo recorrió aquellos lugares transitados, eran iguales, nada cambiado, nadie lo seguía mirando, solo se abstuvo de entrar a las tiendas aquellas.
Luego se fue a su casa, desde aquel día Pablo usa barba.
